EL CIUDADANO: Zárate, la limosnera del plan nuclear argentino.

Una reflexión sobre las palabras del Intendente de Zárate (01/10/24) luego de su regreso de la convención de la OIEA. (1)

Desde hace años venimos planteando el aumento del riesgo nuclear bajo tres escenarios distópicos, los cuales ya se han cumplido todos: cambio Climático, guerra nuclear y el desmantelamiento del Estado. Una cuestión de importancia trans-generacional como la nuclear, no debería someterse a la mirada mezquina de la política chiquita. Las crisis, cuando nos ponen la espalda sobre la pared y el cuchillo en la garganta, nos dan la oportunidad de ser alguien mejor. Cuando parece quedar todo perdido por perdido, es cuando se nos abre la oportunidad de reflexionar desde lo más profundo, para poder reconstruirnos y emanciparnos desde una búsqueda altruista superior, que nos permita soñar más alto.

En cambio, la política local, se mueve sobre el carril de otra lógica. Llega al poder de manera oportunista, sin previsiones, ni alternativas, ni inteligencia creativa. Sorprendida por la multiplicidad y complejidad de problemas que los desbordan, responde de manera autómata buscando supuestas soluciones en manuales de otras épocas. O improvisa directamente desde la ignorancia. En tiempos desesperantes como los que vivimos, el mercado electoral reacciona desde el límite de sus posibilidades, acomodándose en el diminuto espacio que le permite el nuevo régimen, presentándonos en la góndola de las elecciones, productos ya vencidos. Lo peor que nos puede pasar en este presente, es haber quedado gobernados por la resaca de un sistema político que quedo muy lejos de poder enfrentar los grandes desafíos que nos tocan. (2)

Desde el 2011 cuando un tsunami derrumbo la central de Fukushima y con ella todas las previsiones de los grandes “cientificistas” nucleares, discutíamos la problemática del cambio climático sobre las instalaciones nucleares y nos pedían que nos quedemos tranquilos: “no hay olas de 20 mts que puedan golpear las Atuchas”. Discutíamos con el aire. Las alertas fueron llegando en los años posteriores. La bajante del Paraná obligo desesperadamente a saltear protocolos y romper los manuales de operación, para sumar nuevas bombas que mantengan en régimen los caudales de refrigeración (3). En el 2022 una ola de calor provocó que las llamas de la quema del delta saltaran hacia tierra continental y vimos por televisión, como un incendio llegaba a escasos metros de las Atuchas. (4)

Durante años militamos junto a toda la Patagonia y gran parte del resto del país, para impedir la instalación del reactor Chino (Hualong One), que quisieron instalar primero en Rio Negro y luego en Zárate. Gran parte del sector nuclear local, nos apoyó. O mejor dicho, con otros argumentos, se opusieron porque entendían que la compra de tecnología China desplazaba al sector nuclear local y lo relegaba al abandono. En realidad fuimos nosotros quienes “copiamos” su postura, el ingeniero Alfredo Caro (5) fue quien le advertía a la ciudadanía que importar un reactor desde China era una estafa económica (otra más) (6) que el país no podría afrontar en aquellos tiempos (y menos ahora).

Lo que estaba en juego era el marco de todo el acuerdo con China, que incluía entre otros muchos grandes negocios, ferrocarriles y represas. Una de sus llaves más importantes era el reactor en Zárate. En ese entonces planteamos, que en un mundo en guerra (la primera fase de lo que estamos viviendo fue la guerra comercial entre EEUU y China) ser socios nucleares de una potencia en plena carrera armamentística nos posicionaba de uno de los bandos, de manera innecesaria. Sobre la decisión tomada de importar el Hualong One, lo que menos se estaba discutiendo era de política energética. Argentina, posteriormente, pasó a ser como un péndulo en el mapa de la geopolítica mundial, de la posibilidad concreta de formar parte de la cadena industrial uranífera China (7), termina hoy fabricando municiones para las guerras de la OTAN.

También advertíamos de un tercer escenario distópico, que tristemente es una realidad: el riesgo nuclear durante el desmantelamiento del Estado. La infraestructura nuclear necesita de un mantenimiento permanente. En un país hambreado, las gestiones necesarias para mantener confinado el riesgo nuclear quedan cuestionadas, si antes era por impericia, para quienes hoy nos gobiernan desarmar al Estado es un deber. Son muchas las variables que pueden surgir provocando una emergencia, desde dificultades para cumplir con el plan mantenimiento (8), para abastecerse de insumos críticos, un apagón externo sostenido que deje sin suministro eléctrico a la central puede provocar fallas en el sistema de enfriamiento del combustible nuclear…

Zárate no ha confrontado con ninguno de estos puntos. La política local repite slogans sin sentido a favor de lo nuclear sin poder pisar el suelo firme. No han hecho ningún mapeo del cáncer o recolectado estadísticas sanitarias de enfermedades ligadas al daño del medio ambiente por la contaminación nuclear. Recordemos las denuncias que hicimos en su momento por los picos de radioactividad en las lluvias y en el agua corriente (9), por la que propusimos al Ministerio de Ambiente un monitoreo conjunto (10). Y que seguimos acumulando material radiactivo a orillas del rio, postergando el problema, sin discutir cual va a ser el futuro territorio que vamos a tener que sacrificar, para un basurero nuclear que se vuelve cada vez más necesario según pasan los años.

No pocos sectores les interesa el manejo un poco mas eficaz del excedente de la gran caja política de lo nuclear: ¡Apenas lo suficiente para señalar a modo de propaganda los frutos del progreso!

No alcanza, las migajas que juntamos, se caen desde arriba de una mesa, donde los que se sientan a comer, no piensan en nosotrxs.