viernes, 20 de diciembre de 2024

VAGOS Y MAL ENTRETENIDOS

 Por: Luis Sellan.


VAGOS Y MAL ENTRETENIDOS

 


Durante la presidencia de Bernardino Rivadavia (1826-1827), se impuso la ley que castigaba a vagos y mal entretenidos, así eran llamados todos aquellos que anduvieran vagando por calles, participando de fiestas en pulperías provocando disturbios y, fundamentalmente a quienes no tuvieran un conchabo, es decir un trabajo y, por consiguiente, no tuvieran la papeleta de ciudadano. Generalmente los destinatarios de la aplicación de esta ley eran los gauchos, ya que su libertario estilo de vida no estaba acorde con las exigencias del poder político y económico, que requería disciplinamiento social y mano de obra para las estancias que empezaban a surgir a partir de la ley de enfiteusis, que trajo como consecuencia la conformación de lo que décadas después se llamaría oligarquía terrateniente. El destino del gaucho será transformarse en peón rural o, será enviado a la frontera a pelear contra el indio.


        Hoy, el gobierno libertario-que nada que ver tiene, con el libertarismo del gaucho o, de los anarquistas de fines del Siglo XIX y principios del XX- ha desempolvado un viejo y fracasado proyecto de la era de Macri, de la mano de su gendarme preferida, Patricia Bullrich. Se trata de la instauración de lo que llaman: servicio cívico voluntario. Si bien, se lo considera voluntario, no deja de rememorar lo que fuera en algún tiempo el servicio militar obligatorio, ley derogada a partir del caso Carrasco (1994).

        

        ¿Cuál es el objetivo de este Servicio cívico voluntario?, según los considerandos que se comunicaron sería rescatar a los llamados ni-ni (jóvenes que ni trabajan ni estudian), otorgando enseñanza de oficios y de valores. Objetivos que en principio podrían ser considerados muy nobles, ¿pero que hace el gobierno actual por los jóvenes ni-ni?, teniendo en cuenta que tiene herramientas más cercanas y efectivas como la educación pública, la educación de adultos, la generación de trabajo genuino promoviendo las Pymes, créditos para microemprendimientos, ideas estas que parecen estar bastante ajenas al radar libertario. Es este gobierno, en boca del presidente y del “filosofo” Benegas Lynch que han catalogado como una aberración la obligatoriedad de la educación: “Los chicos, por ahí, son más útiles en el taller o en el campo que en la escuela”, señaló el hijo del padre del liberalismo argentino, pensamiento claramente clasista y abominable, que parece más cercano al conchabo rivadaviano que a una educación para un mundo del siglo XXI. Otra alucinación obsesiva que tienen los libertarios, con Milei a la cabeza, es lo que llaman “adoctrinamiento comunista” que se realizaría en las escuelas públicas y en las universidades. 

        Como contrapartida proponen que este servicio cívico enseñe valores a los jóvenes. ¿Qué valores?, ¿Por qué, a los jóvenes pobres y desocupados hay que enseñarles valores?, ¿No los tienen?,¿No será una forma de adoctrinamiento, la enseñanza de esos valores? ¿serán los valores del padrecito Rabasi, hijo de un genocida y que reivindica el terrorismo de estado, el del oscurantista Nico Márquez, biógrafo del presidente, o del cruzado de la batalla cultural Agustín Laje, o los discursos de odio y discriminatorios del ejército de hoplitas del gordo Dan? Uno de los argumentos fuertes para este proyecto es el de la lucha contra las adicciones, lo dice, el mismo gobierno que ha desfinanciado el sistema de salud en general y el de salud mental en particular, lo propone este gobierno que a partir de la ley bases deja la puerta abierta al blanqueo de capitales, inclusive de dudoso origen. Ya lo dijo el presidente, los evasores y fugadores son héroes. ¿Esos son los valores que le enseñaremos a nuestros pibes y pibas?

        

        Un proyecto antiguo, fuera de época, que parece buscar el aplauso fácil de ciertos sectores de la sociedad que creen que la pobreza hay que esconderla debajo de la alfombra, que sostienen que los pobres- como ha dado a entender el presidente-son fracasados y envidiosos y, claramente hay que ponerlos en caja, darles un conchabo, no importando la edad, los riesgos, la explotación o quizás mejor, transformarlos en mano de obra para la guardia pretoriana.

                                   "Gordo Dan", influencer libertario.


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