Por Luis Sellan
La revolución transfigurada
En su relato, Apocalipsis en Solentiname (1), Julio Cortázar se ubica como protagonista directo del mismo. Cuenta su viaje al pueblo del poeta, religioso y revolucionario, Ernesto Cardenal. Allí llega en tiempos revolucionarios, luego de una gran travesía clandestina que abarcó Cuba y Costa Rica, desde su Paris de residencia. Luego de compartir unos días, con Ernesto Cardenal, otros compañeros de luchas, campesinos, artistas, familias del lugar donde los bellos paisajes de Solentiname se confunden con la pobreza, las carencias de todo y la guerra, Cortázar retorna a Paris.
Antes de irse, decidió sacar fotos de pinturas realizas por campesinos artistas. Eran cuadros sencillos, pero inmensamente bellos, según describe Julio Cortázar, imágenes de la cotidianeidad de Solentiname. Una vez en su casa parisina, Julio se dispone a ver las fotos que había sacado en su periplo por Nicaragua, las misas, las reuniones con los compañeros, los niños, Ernesto, pero al llegar a las fotos de los cuadros observa que estos habían sufrido una transfiguración, no se veían los hermosos paisajes de Solentiname de las acuarelas, ni los animales, ni el lago, ni los rostros de los niños, estas fotos se habían transformado en imágenes del horror del terrorismo de estado y de las dictaduras, las cabezas de los niños sin rostros aparecían con un agujero, de las balas de los represores. Las imágenes no diferenciaban lugares, eran imágenes de Solentiname, de Managua, de San Pablo, de Montevideo, Santiago o de Buenos Aires. Eran imágenes del mismo dolor, que une a Latinoamérica.
En los ochenta, los jóvenes que empezábamos a militar en política a partir de nuestra democracia recuperada, amábamos a la revolución sandinista- LA REVOLUCIÓN DE LO POETAS-. Esa revolución que reivindicaba la figura del General Augusto César Sandino-El general de hombres libres- que con su lucha revolucionara echó a Estados Unidos y su filibustero sometimiento, que una vez triunfante desarmó su ejercito y cometió el tremendo error de designar al frente de la Guardia nacional al General Anastasio Somoza García-el tacho-, el primero de una dinastía lamentable de Somozas, quién traicionó a Sandino, lo derrocó y asesinó. Lo sucedió, su hijo Luis y a este su hermano menor Anastasio Somoza Debayle, finalmente derrocado por la revolución sandinista el 19 de julio de 1979, de la cuál se cumplieron 45 años.
La revolución sandinista fue una confluencia magnifica de pluralismo político, que reunió a marxistas, sacerdotes católicos de la teología de la liberación, intelectuales, liberales y hasta conservadores. Enfrentó una pelea desigual, con los Estados Unidos de Reagan, quién armó un ejecito contra revolucionario que conocimos como los “contras”, Sometiendo a la pobre nación centroamericana a penurias económicas y desgaste político.
En 1984, el Frente Sandinista convoca a elecciones libres, que produjo el amplio triunfo de Daniel Ortega y el comienzo de un proceso de democratización de la revolución y en 1990 se realizan nuevas elecciones presidenciales, triunfando la candidata conservadora-dueña del diario la Prensa-Violeta Chamorro, quién había participado de la primera junta revolucionaria en 1979. De este modo, entregando el poder legítimamente, culminó la primera etapa revolucionaria.
¿QUE IMAGEN REFLEJA LA NICARAGUA DE HOY?
La Nicaragua de hoy día, se parece en nada a aquella revolución de los poetas y mucho menos a los sueños del general de hombres libres. Daniel Ortega volvió al poder en 2007, desde ese momento construyó una dictadura familiar que comparte con su influyente esposa, Rosario Murillo y sus hijos. Sus compañeros de ruta se fueron alejando, algunos al exilio, como el escritor Sergio Ramírez, ex canciller, Ernesto Cardenal fue sometido a un exilio interno en Solentiname hasta el día de su muerte. El propio hermano de Daniel Ortega, Humberto, quién fue jefe del ejército en la etapa revolucionaria, dijo: Daniel, se ha convertido en un dictador sin límites”, hoy día Humberto, se encuentra “internado en atención psiquiátrica permanente”, por orden de su hermano.
Hoy en Nicaragua, no parecen seguir caminando, Sandino, Bolívar y el Che y se ha apagado ese fuego candente, que tan bien describió Silvio Rodríguez en Canción Urgente. Hoy en Nicaragua, a 45 años, impera la censura a los medios, son perseguidos y asesinados periodistas, opositores, estudiantes, y se suceden las denuncias de corrupción y vínculos con el narcotráfico. Hoy Nicaragua penosamente se parece a la dictadura de los Somoza. Hoy día la utopía de un socialismo en Democracia parece haberse transfigurado, ojalá mas temprano que tarde nuevos poetas vuelvan a gritar, canción urgente por Nicaragua y los hombres libres.
(1) “estúpidamente me dije que se habrían equivocado en la óptica, que me habían dado las fotos de otro cliente, pero entonces la misa, los niños jugando en el prado, entonces cómo. Tampoco mi mano obedecía cuando apretó el botón y fue un salitral interminable a mediodía con dos o tres cobertizos de chapas herrumbradas, gente amontonada a la izquierda mirando los cuerpos tendidos boca arriba, sus brazos abiertos contra un cielo desnudo y gris; había que fijarse mucho para distinguir en el fondo al grupo uniformado de espaldas y yéndose, el yip que esperaba en lo alto de una loma.
Sé que seguí; frente a eso que se resistía a toda cordura lo único posible era seguir apretando el botón, mirando la esquina de Corrientes y San Martín y el auto negro con los cuatro tipos apuntando a la vereda donde alguien corría con una camisa blanca y zapatillas, dos mujeres queriendo refugiarse detrás de un camión estacionado” …
Párrafo de Apocalipsis en Solentiname, publicado en “Alguien que anda por ahí”, 1977, Bruguera.
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